El día de ayer, miércoles de ceniza, el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, presidió la solemne concelebración Eucarística de bendición e imposición de la ceniza en la arquitectónica Catedral metropolitana potosina, donde primeramente, él mismo, recibió la imposición de la ceniza, de manos del Vicario General de la Arquiodiócesis Potosina, Pbro. Gilberto Amaya Martínez, para después recibirla todos los integrantes del H. Cabildo catedralicio. Posteriormente, cientos de fieles católicos se dieron cita para recibir la ceniza y así comenzar con la Cuaresma.
En su homilía el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe, dijo: “La Cuaresma es un tiempo muy propicio para restaurar nuestra vida, para estar en comunión íntima con Dios. Sería muy triste abstenernos o sacrificarnos de algo sin mayor sentido, porque todo lo que realicemos, ya sea una oración u obra de caridad, debemos hacerlo por amor a Dios».
«La oración constante, perseverante e íntima con Dios, así como nuestras obras de misericordia y la penitencia, nos fortalecen el espíritu para darle el corazón a Dios y entregarnos plenamente a Él, preparándonos para la Pascua de Cristo Jesús, pues la Cuaresma nos encamina precisamente hacia la Pascua de la Resurrección gloriosa».
El jecerca católico agregó: “Debemos estar con Dios en el silencio, en lo privado de nuestro cuarto, donde no llamemos la atención y nadie nos interrumpa y sea Él quien nos inspire».
«Cuídense de no practicar las obras de piedad para que los vean».
«No hagan oración como los fariseos, porque habrá quienes quieran llamar la atención para que digan que son buenos». “Háblale a Dios desde lo más íntimo de tu corazón, Él quiere hablarte, quiere escucharte, mirarte, perdonarte, llenarte de su inspiración».*
«La ceniza es signo de arrepentimiento, de conversión a Dios, de humildad y sencillez, de paz y de amor». “Dejemos que Dios esté en nosotros, en lo íntimo, en lo secreto y llevemos nuestra caridad a quien más lo necesita».
No olvidemos que somos pasajeros de este mundo, eso también nos recuerda la ceniza, que somos seres terrenales, al morir seremos polvo, pero si nos arrepentimos y creemos en el Evangelio, hemos de resucitar con Cristo a la Vida eterna, donde nadie estará triste, nadie tendrá que llorar».
Información e imágenes: LCC Angélica Maldonado





